Poner límites: un acto de amor propio
- Nathalie de Mestral
- 20 may
- 2 Min. de lectura
Si te cuesta poner límites, este artículo es una guía para entender por qué sucede y cómo puedes empezar a cambiarlo.
Decir “no” sin sentir culpa. Alejarte de lo que te hace daño. Defender tu espacio sin necesidad de justificarte. Todo eso suena bien, ¿verdad? Sin embargo, para muchas personas, poner límites se siente difícil, incómodo o incluso doloroso. Es normal preguntarse por qué nos pasa esto.
Partamos de que los límites son las líneas invisibles que protegen tu bienestar emocional, físico y mental. Son elecciones que haces para protegerte, marcar tus límites y definir lo que no estás dispuesto/a a aceptar.
Poner límites no es ser egoísta. Es una forma de autocuidado, de respeto hacia ti mismo/a y hacia los demás.
¿Por qué que nos cuesta mucho poner límites?
Hay diferentes motivos:
Miedo al rechazo. Decir “no” da miedo cuando crees que tu valor depende de agradar y temes ser rechazado/a.
Culpa aprendida, ya que si aprendiste que ayudar siempre es lo correcto, decir “no” puede darte culpa, aunque en realidad estés cuidándote.
Confusión con el amor. Poner límites no significa dejar de querer; el amor sano también necesita claridad y límites para crecer.
No sabes por dónde empezar. A veces cuesta poner límites por no saber cómo expresarlos o sostenerlos con seguridad.
¿Cómo empezar a poner límites?
Presta atención a lo que incomoda. Si algo te molesta, te drena o te hace sentir pequeño/a, es una señal de que ahí podría necesitar un límite.
Practica decir frases simples. No necesitas justificarte. Por ejemplo, puedes empezar con: “En este momento necesito priorizar otras cosas, gracias por entender”, “Prefiero no hablar de eso”, “Hoy necesito tiempo para mí”.
No esperes a sentirte completamente listo/a. Poner límites puede incomodar al principio, pero se fortalece con cada intento. La seguridad viene luego, no antes.
Recuerda que los límites protegen tu energía. No son castigos, son protecciones. No se trata de controlar al otro, sino de hacerte cargo de lo que tú necesitas.
Si te resulta complicado marcar tus propios límites, no es que estés fallando ni fracasando, sino que estás enfrentando creencias y miedos que aprendiste con el tiempo. Lo clave es empezar, porque cada límite es amor propio que te protege y empodera para vivir auténticamente. Poner límites es un proceso gradual que se practica día a día.

Comments